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domingo, 17 de junio de 2012

Modulo C (Semana 2) Repositorios de Objetos de Aprendizaje


De manera general, un repositorio (más eufónico en su ancestro latino “repositorium”) puede definirse como un “almacén”, compilatorio o recopilación de materiales ya sean estos científicos, institucionales, técnicos, divulgativos, artísticos...

En el caso particular de un Repositorio de Objetos de Aprendizaje (ROA o LOR por sus siglas en inglés) la definición se concreta en:
Espacio virtual en el que se almacenan materiales didácticos multimedia (MDM) etiquetados según un estándar previamente definido y aceptado internacionalmente (Metadatos conforme a norma LOM, Dublin Core o Marc21).
Y además de estos OA, en todo ROA debe habilitarse un motor interno de búsqueda que permita buscar los materiales que nos interesen de una manera fácil, eficiente y personalizada (por autor, título, palabra clave, fecha publicación, categoría de conocimiento, fecha actualización, institución de referencia...).

Así caracterizados, es fácil comprender que estos ROA son una pieza clave para garantizar el cumplimiento de una de las propiedades esenciales de un OA: su reusabilidad.
En estas bases de datos es posible encontrar los recursos y descargarlos, bien directamente o bien a través de vínculos de referencia para que podamos usarlos en nuestras tareas.

Ahora bien, característica imprescindible en estos “almacenes” es que la información esté organizada siguiendo un esquema lógico y coherente con la que sería la organización habitual que haríamos nosotros si tuviéramos que ordenar libros de diferentes temáticas en los anaqueles de nuestras estanterías.
Y unida a esta característica, la necesidad de fijar unos patrones de calidad tanto para los contenidos como para los metadatos asociados de los OA que se van a almacenar.
Sólo así puede asegurarse la funcionalidad de estas bases de datos y convertirlos en unos ROA útiles, eficaces, de bajo coste operativo y “de calidad” que también habrán de cumplir satisfacer otros criterios como son:

1. Antes de aceptar un recurso y almacenarlo en la base de datos, debería evaluarse la calidad de ese objeto para así asegurarse de que el OA propuesto cumple unos estándares mínimos tanto en contenido como en presentación y aspectos técnicos; Y comprobar que sus metadatos asociados también verifican dichos estándares.
Evaluación ésta que también habría de aplicar a cualquier ampliación o renovación del objeto en cuestión. Y evaluación que debería llevarse a cabo mediante un modelo cuantitativo (LORI, FLOE) en una primera fase individual y una segunda etapa cooperativa (simultánea o asíncrona) en la que participan todos los agentes del proceso de aprendizaje (alumnos, profesores, expertos...)

En esta línea, el repositorio Merlot  lleva a cabo una evaluación propia de la calidad de los OA que almacena, incluyendo un "ranking" de objetos valorados. En una escala cuantitativa de 0 a 5, valora tres elementos: Calidad de Contenido, Eficacia Potencial y Facilidad de uso. Y al final, presenta una "nota" promedio para cada objeto.

2. Junto a esta valoración de los OA, debería establecerse un cuestionario específico para evaluar la accesibilidad, funcionalidad y usabilidad del propio repositorio.
En un ROA puede haber muchísima información de calidad pero si no está bien catalogada, se proporcionan motores internos de búsqueda suficientemente detallados y se aplican unos criterios de almacenamiento lógicos y coherentes no servirá absolutamente de nada.

Imaginad una biblioteca con los mejores libros y trabajos escritos durante el siglo XX que los tuviera distribuidos por las estanterías sin criterio o que no tuviera un índice ni detallara los datos esenciales (título, autor, contenido) en una ficha ¿podríamos encontrar algo allí? Quizás sí, pero nos llevaría mucho tiempo...

3. Otro aspecto a tener en cuenta sería que junto con el OA, se descargue un documento en el que se concreten los usos admitidos para ese material (en función de la licencia de uso elegida durante su creación) y se den recomendaciones para un uso eficiente de los mismos.

4. Mantener actualizados los materiales y hacer una revisión periódica de la base de datos para eliminar los que se hayan quedado anticuados, comunicándose con su autor para comentarle que tendría que renovar su OA si quiere que siga publicado en el repositorio.

5. Asegurar el cumplimiento de las normas internacionales sobre protección de creaciones intelectuales, el reconocimiento de la autoría del material, el sostenimiento en el tiempo y garantizar el uso adecuado del mismo. Un aspecto muy importante ya que el “temor” a que te roben el material que tantas horas te ha llevado crear, mantiene apartados de los ROA a muchos investigadores y docentes.

6. Otros elementos a tener en cuenta son:
Descripción detallada e inequívoca de cada OA almacenado (tipo de material, autor, fecha publicación y renovación...), interfaz intuitiva y accesible; sistema de almacenamiento claro y organizado; índice completo y específico estructurado en forma de árbol; anotar la información en al menos dos idiomas (inglés y otro de los más hablados);

Por tanto,
evaluación calidad OA (contenido y metadatos) = material apropiado y bien referenciado
evaluación de calidad de un repositorio = almacenamiento y búsqueda eficientes

Luego,
evaluación calidad OA + calidad repositorio = satisfacción necesidad pedagógica con un consumo óptimo de tiempo y recursos

Y verificar esta igualdad tiene muchas ventajas tanto para alumnos como docentes. Unos beneficios derivados de esos ROAs ágiles y flexibles que refuerzan los propios asociados al uso de OAs de calidad.

Unos ROAs que según la manera en que archivan los materiales pueden clasificarse en:
a) aquellos en los que almacenan OA y metadatos en el mismo sistema
b) aquellos que contienen solo los metadatos de los OA catalogados. Aquí se habilita un enlace al MDM del objeto que está almacenado en otro sistema o repositorio personal o institucional.

Y que atendiendo al contenido de los OA almacenados podrían dividirse en:
a) Generales: En su base de datos hay información de muchos temas de las más variados campos de conocimiento, desde la Medicina hasta la Jardinería, pasando por la Astrofísica o la Gastronomía.
b) Específicos o especializados: Generalmente asociados a instituciones educativas o profesionales en ellos se almacenan elementos formativos de una materia concreta (y de un pequeño conjunto de disciplinas asociadas/relacionadas). Se supone que la calidad de sus contenidos es superior a la de los anteriores ya que la inmensa mayoría de los recursos aquí catalogados, derivan de trabajos académicos.

Pero mucho más interesante y provechoso que estas clasificaciones “técnicas” es el hecho de diferenciar con claridad los ROA de otros “almacenes” virtuales de recursos multimedia: las bibliotecas digitales.

Como esas bibliotecas “físicas” en las que pasamos tantas horas siendo estudiantes -tiempos no tan pasados que ahora revivimos con la savia de la experiencia- en estas bibliotecas se almacenan de forma lógica y ordenada recursos digitales -identificados con metadatos o no-. Unos recursos multimedia que en muchos casos no pueden considerarse OA ya que carecen de finalidad pedagógica, no han sido creados para ser integrados en aulas e-Learning ni tienen por qué ser indivisibles, reutilizables o interoperativos.
Más que ROA, deberían considerarse depósitos virtuales para libros y revistas electrónicas en formatos pdf (o similares) que en el ámbito universitario también acogerían tesis doctorales, trabajos de grado o proyectos de investigación digitalizados.

Ejemplos de grandes bibliotecas digitales internacionales son: ERIC, Library of Congress USA, National Library of Education USA, BNE, BCI, BNF, BIDNAL, The British Library...

Mientras que ejemplos típicos de ROA serían: Merlot, Connexions, SMETE, Agrega, Iconex LOR, VCILT LOR, Alejandria, Universia, Ariadne, ITE...

Un caso particular de ROA, muy importante -en mi opinión- por la universalidad de su aplicación (llega a cualquier en cualesquiera ciudades o países) y por ofrecer un acceso gratuito a recursos formativos de calidad, son los Repositorios de Recursos Educativos Abiertos (OER, siguiendo su denominación inglesa: Open Educational Resources).

Los materiales almacenados en estos repositorios tienen una clara finalidad educativa -ya en su nombre nos lo anuncia- y aunque no todos cumplan estrictamente con los requisitos/características sí pueden acogerse a arroparse bajo una definición flexible de Objeto de Aprendizaje.

Entre los OER más interesantes que he visitado destacaría: Commons OER, SAVIA, CEACS, GUNI, IE-Workin Papers, e-Print UCM, GREDOS, RODIN, ORO, QMRO, e-Print UPC, TLRP, e-Space Manchester University, OpenCourseWare del MIT, Coursera, OERu,

Por otra parte, si los OA no son el tema más popular en los mentideros docentes, si nos referimos a ROA entonces nos damos cuenta del gran desconocimiento que hay sobre ellos. Situación muy diferente si el tema de la conversación son las bibliotecas digitales, ya que estos “almacenes del saber” son populares y muy conocidas.

Sin embargo, los repositorios de OA no se publicitan tanto como debieran. Conozco compañeros que jamás habían oído hablar de ellos... o si han oído sobre ellos, tienen una idea bastante difusa de qué son y más aún sobre cuál puede ser su utilidad (y por tanto, la de sus materiales). De hecho, muchos no se plantearían colgar allí ninguno de los recursos que crean porque no están seguros de para qué se usará su información.

Hay cierta desconfianza hacia estos almacenes virtuales, seguramente por el desconocimiento antes mencionado, asociada a la percepción dudosa que se tiene de la manera en que se almacenan los OAs en ellos.

De hecho, muchos profesionales prefieren colgar los materiales que crean en su propio blog. Por un lado porque así aseguran que cuando lo descarguen/usen se sabrá que es suyo el material. Y por otro lado, porque así creen facilitar la tarea de búsqueda a los usuarios. Si alguien ha descargado un material una vez y le convencieron su calidad y sus contenidos, recurrirá de nuevo a los recursos. Al hacer un seguimiento personal del blog, sabrá cuando ha sido actualizado y por tanto, sabrá cuando hay nuevos OAs disponibles. Mayor ahorro de tiempo de búsqueda es imposible.


Y habiendo caracterizado los ROA, sus ventajas, su difusión y su uso, brota entre nosotros -como  edelweiss entre las primeras nieves primaverales- una pregunta relacionada con la que nos planteamos planteada en el espacio OA:

¿Compensa la relación tiempo - esfuerzo en la búsqueda y recuperación de objetos digitales en repositorios?

En primer lugar, comentar que la probabilidad de encontrar un determinado OA depende de cuáles sean sus metadatos y que estos se hayan adaptado a las directrices de algún estándar de los comentados en la primera aportación de esta serie OA.
Y añadir que debemos ser cuidadosos con los términos o referencias que introducimos en los buscadores internos de los ROA para que así podamos conseguir resultados adecuados a nuestras necesidades e intenciones.

Dicho esto, mi respuesta a la pregunta “edelweiss” se distribuye entre dos aspectos complementarios:
  • Primero, la especificidad del tema sobre el que buscamos y
  • Segundo, el tipo de repositorio en el que estemos.
a) Sobre lo específico del tema:
Si se trata de un asunto muy concreto sobre el que poca gente investiga entonces es más que probable que resulte mucho más eficiente crearte tú mismo los OAs que necesites para tu trabajo docente.
Ahora bien, si se trata de algo genérico o un tema de amplia difusión entonces es posible encontrar una gran cantidad de recursos sin emplear demasiado tiempo. Al menos, no tanto como te haría falta para crear tú esos materiales con un proceso básico de diseño (búsqueda de información, síntesis y adaptación a su finalidad pedagógica, creación de contenidos e inclusión de metadatos).

b) Sobre el tipo y características del repositorio:
En repositorios de carácter general es fácil encontrar OAs de calidad sobre temas bien conocidos o populares. Ahora bien, el consumo de tiempo dependerá -y enlazo con la aportación que escribí ayer sobre evaluación de calidad de repositorios OA al hilo del comentario de MJ- de la manera en que los recursos estén organizados en dicho almacén. Si el sistema de organización es adecuado y de calidad, entonces la búsqueda será eficiente y el consumo de tiempo será óptimo. En caso contrario, sería como necesitar dos horas en una biblioteca para encontrar un ejemplar de El Quijote.

Para repositorios especializados en una (o varias) áreas de conocimientos creo que la búsqueda de materiales de esas ramas sería eficiente. Y puesto que serían bien conocidos entre los profesionales de esos temas, habría abundancia de recursos siendo sencillo encontrar material de calidad sin consumir mucho tiempo en la búsqueda..

Comentado esto, añadir que el hecho de que un OA sea concebido como objeto reutilizable y conjunto cerrado al mismo tiempo es, en mi opinión, uno de los círculos viciosos de su reusabilidad. 
¿Es posible incorporar un elemento subjetivo concebido con ciertos objetivos y unos destinatarios concretos directamente en un esquema-entorno diferente? ¿Cómo podrá amoldarse a las necesidades específicas del nuevo entorno? ¿Será mejor emplearlo como fuente de inspiración o guía en nuestras creaciones personales? ¿Se podrán potenciar las analogías y minimizar las diferencias para cumplir objetivos didácticos distintos? Éstas son algunas de las preguntas de difícil respuesta que me planteo en voz alta al reflexionar sobre este círculo vicioso.

Y no me gustaría cerrar esta aportación sin comentar que si bien el desarrollo de los repositos digitales educativos fue muy lenta en el primer lustro del siglo, desde 2008 el crecimiento ha sido bastante más rápido. En Europa se ha debido sobre todo a la creación del Open eLearning Content Observatory Services (Olcos), enmarcado en el programa de e-learning de la Unión Europea, y uno de cuyos principales objetivos es promover el uso de repositorios educativos.

Muchas gracias.

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